“Maestro de
maestros”, así recogía la prensa de Almería una reseña biográfica de Don
Antonio Relaño. Nacido en Bujalance (Córdoba), el 11 de junio de 1883. Ejerció
en Puente Genil, donde conoció al poeta Manuel Reina, en cuya biblioteca se
aficionó a la literatura, colaboró con el diario de Córdoba y publicó cuentos y
ensayos.
Recién
creada en Madrid la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio, para la
formación de profesores de Escuela Normal
e inspectores, ingresó en la misma por oposición, en la sección de
letras. Termina la carrera con el número uno, eligió Almería por ser la única
ciudad donde podría también tener
destino su esposa Rafaela Fernández. Desempeñó cátedra de historia desde 1917.
En 1927 ocupó el cargo de Secretario y, más tarde el de dirección de la escuela de Maestros, en una primera
ocasión, hasta 1931. En 1948 lo retomaría de nuevo hasta su jubilación en 1953.
Mientras
ejercía su profesión de profesor cursó la carrera de Farmacia en Granada, una
de sus grandes aficiones.
Durante la guerra civil, en el año
1938, la Normal de Almería se cierra por falta de profesorado y don Antonio
pasará un curso en la de Albacete, reintegrándose a su cátedra al terminar la
contienda.
Entre
sus muchos cargos destacamos que muy
joven fue nombrado Académico de la Real Academia de las Bellas Letras Nobles
Artes de Córdoba, fue Presidente de la Junta Provincial del Protección de huérfanos de Magisterio durante 20 años, profesor del
seminario Diocesano en la especialidad
de Literatura castellana y greco- latina, en política fue Diputado provincial
de 1924 a 1931 y concejal de cultura de 1940 a 1950.
Falleció en
Almería el 16 de Julio de 1976.
Según
testimonio de sus discípulos y cuantos le conocieron se hizo acreedor de
respeto y cariño por su afable trato, caballerosidad, elevado magisterio,
entrega a su profesión, una vasta formación humanista y el sentido ético que
presidió su vida.
Su nombre
se propuso para dos colegios, partiendo en ambos casos de los respectivos
claustros, integrados por antiguos alumnos, en homenaje a su ilustre profesor.
En Olula del Río ostenta la denominación desde el año 1959 y en Abrucena desde
1965.
Un distinguido y reconocido maestro, devoto de su profesión.
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