lunes, 19 de septiembre de 2016

ANTONIO RELAÑO "maestro de maestros"

ANTONIO RELAÑO JIMÉNEZ

“Maestro de maestros”, así recogía la prensa de Almería una reseña biográfica de Don Antonio Relaño. Nacido en Bujalance (Córdoba), el 11 de junio de 1883. Ejerció en Puente Genil, donde conoció al poeta Manuel Reina, en cuya biblioteca se aficionó a la literatura, colaboró con el diario de Córdoba y publicó cuentos y ensayos.

            Recién creada en Madrid la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio, para la formación de profesores de Escuela Normal  e inspectores, ingresó en la misma por oposición, en la sección de letras. Termina la carrera con el número uno, eligió Almería por ser la única ciudad donde  podría también tener destino su esposa Rafaela Fernández. Desempeñó cátedra de historia desde 1917. En 1927 ocupó el cargo de Secretario y, más tarde el de dirección  de la escuela de Maestros, en una primera ocasión, hasta 1931. En 1948 lo retomaría de nuevo hasta su jubilación en 1953.

            Mientras ejercía su profesión de profesor cursó la carrera de Farmacia en Granada, una de sus grandes aficiones.

Durante la guerra civil, en el año 1938, la Normal de Almería se cierra por falta de profesorado y don Antonio pasará un curso en la de Albacete, reintegrándose a su cátedra al terminar la contienda.

            Entre sus muchos cargos  destacamos que muy joven fue nombrado Académico de la Real Academia de las Bellas Letras Nobles Artes de Córdoba, fue Presidente de la Junta Provincial  del Protección de huérfanos  de Magisterio durante 20 años, profesor del seminario Diocesano  en la especialidad de Literatura castellana y greco- latina, en política fue Diputado provincial de 1924 a 1931 y concejal de cultura de 1940 a 1950.

Al jubilarse recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio.

Falleció en Almería el 16 de Julio de 1976.

Según testimonio de sus discípulos y cuantos le conocieron se hizo acreedor de respeto y cariño por su afable trato, caballerosidad, elevado magisterio, entrega a su profesión, una vasta formación humanista y el sentido ético que presidió su vida.


Su nombre se propuso para dos colegios, partiendo en ambos casos de los respectivos claustros, integrados por antiguos alumnos, en homenaje a su ilustre profesor. En Olula del Río ostenta la denominación desde el año 1959 y en Abrucena desde 1965.

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